Debaten aplicar la tolerancia cero a conductores en Capital.

Los casos de accidentes viales trágicos provocados por conductores alcoholizados que conmovieron a la sociedad en las últimas semanas reavivaron un debate sobre los límites para evitar que la gente maneje luego de haber tomado.

Según informa Diario Clarín, un legislador porteño y un diputado bonaerense presentaron proyectos para bajar a cero el nivel tolerado de alcohol en sangre para quienes conduzcan todo tipo de vehículos. Los familiares de víctimas apoyan la medida, el Gobierno porteño está en contra y los especialistas tienen opiniones divididas.

El proyecto en la Legislatura porteña fue presentado por Daniel Amoroso, legislador de Confianza Pública. En Provincia, en tanto, la iniciativa la firmó Mauricio D’Alessandro, de Unión Celeste Blanca. Ambos legisladores trabajan con Francisco de Narváez.

“Es importante destacar que en uno de cada cuatro accidentes viales incide el alcohol. No podemos mirar para otro lado con estas tremendas estadísticas. Además nos preocupa si en el último tiempo se han realizado los controles de alcoholemia necesarios, porque cuando uno circula por la Ciudad no se ven tantos puestos de control en las calles”, aseguró Amoroso al Diario Clarín.

En los fundamentos del proyecto se señala que el alcohol afecta a los conductores tanto a nivel psicomotriz como psicológico y físico. Los conductores que hayan tomado tardan más en reaccionar, sienten somnolencia y no tienen tanta agudeza visual, entre otros trastornos.
Hoy en la Ciudad el límite es de 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre para los conductores particulares; de 0,2 para los motociclistas y de cero para los conductores profesionales y los principiantes.

La discusión sobre el límite tolerado volvió a tomar calor tras dos casos que sacudieron a la opinión pública. El primero fue el de Pablo García, hijo del periodista Eduardo Aliverti, quien en febrero atropelló y mató a Reinaldo Rodas, un vigilador que iba en bicicleta por la Panamericana. García tenía 1,45 gramos de alcohol por litro de sangre. Luego sucedió el caso del Gianmarco Dolce, el hijo de la ex modelo Bárbara Durand, quien también en la Panamericana, y con 1,14 de alcoholemia, arrolló un vehículo que estaba en la banquina, lo que le provocó la muerte a sus tres ocupantes.

Para quienes perdieron familiares en accidentes de tránsito la posibilidad de reducir la tolerancia a la alcoholemia es bienvenida. “Estoy totalmente de acuerdo. El argentino es especulador, y en lugar de no tomar empieza a calcular cuánto puede beber antes de manejar. A eso se suma que en el primer gobierno de Macri había controles por todos lados pero ahora casi no se ven. Estamos trabajando en una medida similar con la Agencia Nacional de Seguridad Vial”, aseguró Sergio Levin, padre de Lucas, una de las víctimas de la tragedia de Ecos y presidente de la ONG Conduciendo Conciencia.

Esta postura es apoyada por algunos especialistas. Gustavo Brambati, del Centro de Experimentación en Seguridad Vial (CESVI), explicó: “Hace dos años hicimos un estudio con 70 conductores en un simulador de manejo, el que usaron sobrios y luego de haber tomado alcohol pero no más del límite permitido. Detectamos que se perdía precisión en el manejo y un 20% de tiempo de reacción, entre otras cosas. El límite de 0,5 es arbitrario. Estamos de acuerdo en bajarlo, porque además es más claro el mensaje de que no hay que tomar nada”.

Para otros especialistas la situación no es tan simple. “Bajar a cero es una utopía, sería lo ideal pero también podríamos pedir que nadie maneje si no está lo suficientemente descansado. Siempre hay algo de tolerancia, en algunos países se acepta 0,2 como tope. Además, hoy ni siquiera se controla el límite actual, no tiene mucho sentido pensar que se controlará la tolerancia cero”, opinó Alberto Silveira, de la ONG Luchemos por la Vida.
Para el Gobierno porteño no hace falta endurecer la normativa. Guillermo Dietrich, subsecretario de Tránsito y Transporte, aseguró: “Hacemos controles todo el año, el año pasado fueron más de 180.000. Cuando empezamos, la gente se resistía, pero ahora hay aprobación y toma de conciencia. Si cambiáramos bruscamente hacia una ley muy restrictiva la gente volvería a rechazarla. Por algo en Francia, Bélgica, Suecia, España y otros países tienen una tolerancia de 0,2 a 0,5 de alcoholemia”.

(Fuente: Programa 100% Seguro)